¿Qué hicimos?
Es difícil pensar en olivos y no pensar en el color verde. Nos apropiamos de este color, buscando una tonalidad amistosa, no tan apagada, que le dé esa sensación de vivacidad al lugar. La complementación con blancos y negros hizo que el protagonismo que le corresponde no sea afectado.
Sin hacer demasiada referencia al árbol de olivo, pero si al fruto en sí, logramos jugar con la letra O para determinar un ícono en contraforma que nos ayudó como símbolo marcario, ya que por su simpatía e ingenio, generó recepción y comentarios positivos dentro del barrio de potenciales clientes. Ya teníamos una buena manera de iniciar este emprendimiento.
La tipografía completamente curva, sin rasgos tajantes o puntas rectas, le da esa sensación amigable que buscábamos, dados los valores planteados en el modelo de negocio.
La decoración del local mantuvo los rasgos minimalistas que se plantearon en el diseño, y el proyecto finalizado cumplió altamente con nuestras expectativas iniciales.